Ambos tenían antecedentes delictivos y se encontraron frente al establecimiento educativo, cuando uno de ellos acompañó a un amigo a retirar a su hijo para ir a ver el partido de Argentina. Mantenían un enfrentamiento por antiguos problemas.
Angel Miguel Araujo (33) y Marcos Sebastián González (28) no debían cruzarse. Y menos frente a un establecimiento educativo. El riesgo de que los viejos problemas entre ambos pistoleros afloraran y que dirimieran sus diferencias a balazos era alto. Y, a pesar de que aún no se sabe si el enfrentamiento fue ocasional o previsto por alguno de los dos, terminó por ocurrir en la tarde de este jueves, poco antes de las 15 y con el sospechado desenlace: ambos se mataron a tiros en la vereda de un jardín de infantes del barrio Santa Rosa de Lima.
La reconstrucción del caso indica, hasta ahora, que eran dos hombres con frondosos antecedentes delictivos y que incluso habían estado presos. Algunos datos ya se conocieron pero todavía no se estableció el motivo por el cual los ex convictos se encontraban peleados. Al parecer, entre Araujo y González existían viejos enconos que podrían estar vinculados al mundo del hampa.
Sin embargo, esa y otras cuestiones previas a la balacera son materia de investigación. Lo cierto, vale decir, es que los dos hombres quedaron cara a cara en la puerta del Jardín de Infantes N° 934 y no tardaron en desenfundar las armas, con sangriento final.
La información preliminar que pudo obtener la fiscal Andrea Gómez, a cargo del caso, da cuenta de que Araujo acompañó a un amigo -al que conocía de su paso por la cárcel de Batán- y a su mujer a buscar a su hijo al establecimiento educativo mencionado. El objetivo de la pareja era retirar al menor para ir a ver por televisión el partido de la Selección Argentina frente a Croacia.
Hasta Falucho al 10200 -donde se ubica el jardín, a la altura de Esperanto (ex 238)- los tres adultos arribaron en un automóvil. Y mientras las autoridades de la institución municipal terminaban de preparar al niño para su salida, apareció en la vereda González.
Las fuentes allegadas a la investigación explicaron a LA CAPITAL que fue entonces cuando se produjo el intercambio de palabras y reproches entre los dos enemigos. Eso no duró más que algunos segundos. Los que bastaron para que la violencia del enfrentamiento creciera y ambos extrajeran sus armas de fuego.
En ese contexto se produjo el tiroteo que habría de acabar con las vidas de los dos y que, por fortuna, milagro o guiño del destino, no se cobró ninguna otra víctima. Si bien el resultado de los peritajes se conocerá en las próximas horas, trascendió que Araujo recibió cuatro disparos: uno en el pecho, dos en la pierna izquierda y una en la derecha. Por su parte, González sufrió dos balazos en el pecho que lo dejaron en grave estado.
Los únicos testigos del hecho fueron la pareja de amigos del primero de los ex convictos, y una de las autoridades del jardín de infantes, que al momento de iniciada la balacera salía a la puerta con el menor. Cuando vio lo que sucedía, protegió al alumno y volvió a trasladarlo al interior del establecimiento, sin que nadie saliera herido.
Traslados al hospital
Si bien ambos estaban gravemente heridos, los dos ex convictos llegaron a ser trasladados al Hospital Interzonal General de Agudos (HIGA).
A Araujo lo llevó su amigo en el automóvil en el que ambos habían ido al jardín de infantes. Pero la velocidad y el esfuerzo no fue suficiente: murió en el camino. Por su parte, González arribó minutos después, también en forma particular a bordo de una camioneta, y logró sobrevivir algunas horas.
Según explicaron los informantes consultados, el herido fue intervenido quirúrgicamente con urgencia y quedó alojado en terapia intensiva. Pese a ello, la tarea de los médicos del nosocomio local no fue suficiente y falleció pasadas las 18, como consecuencia de las graves lesiones que le habían causado los balazos.
Peritaje, autopsias
y antecedentes
En el lugar del hecho, frente a la puerta del jardín de infantes, efectivos policiales del CPC y la comisaría décimosegunda -con jurisdicción en el lugar donde ocurrió el hecho- secuestraron sólo una pistola calibre 9 milímetros, por lo que se investiga quién se quedó con la restante. Al parecer, se trataría de un revólver calibre 38, por el tipo de heridas que presentaba uno de los hombres.
De todas formas, ese dato recién podrá confirmarse esta tarde, cuando después de las 14 se realicen las autopsias a los cadáveres.
En otro orden, se supo anoche que el arma secuestrada en el lugar del tiroteo tenía pedido de secuestro activo por haber sido robada a un policía, tiempo atrás. Es decir, se trata de una de las pistolas reglamentarias que utiliza la fuerza.
Por otra parte, también se conocieron los antecedentes de los dos fallecidos. Años atrás, González fue condenado por homicidio y por robo agravado. Además, había sido imputado en una causa por “robo calificado” en 2008 y otra igual, pero “en grado de tentativa”. Un año después, en una por “portación de arma de guerra”, además de ser acusado en otra por “robo calificado en grado de tentativa” y un más por “daños”.
En 2011, en tanto, quedó imputado en un caso de “robo agravado” y en otro “robo agravado en grado de tentativa con arma no apta para el disparo”. Por último, en 2016 en otro caratulado como “encubrimiento”,
Araujo, en cambio, había cometido un robo en Dolores en 2007 y un encubrimiento en Balcarce, en 2010. Por último tenía dos imputaciones por encubrimiento en Mar del Plata, durante 2016.